18 de enero de 2013

::.. Postura frente al Doping ..::

Primero hay uno solo, es cierto, pero ganadores son todos aquellos que se superan así mismos en cada competencia o entrenamiento. Quizás pensando de este modo Lance hubiera dejado las jeringas de lado y nunca hubiera pisado un laboratorio más que para hacerse análisis de sangre cada tanto.

Las presiones, la ambición, la arrogancia y todo lo que pueda sonar a excusa es simplemente un verso, si realmente tenés potencial, talento y/o voluntad es cuestión de elegir el camino correcto para llegar al mejor resultado posible más tarde o más temprano. El doping nunca debe ser un camino posible.

El amigo Lance eligió un método que creía seguro. Protegido por una red amplia, poderosa y sofisticada que seguramente operó y seguirá operando sobre y/o para muchos pseudo-deportistas de distintas disciplinas. ¿Su error más grave cual fue? Haber dado el primer paso en ese mundo. Luego el ocultamiento, las falacias, los desafíos a la UCI, al COI o las entidades anti doping fueron para la tribuna, para toda una multitud de deportistas que realmente creían en él, aunque íntimamente todo aquel que esté cerca de cualquier deporte puede darse cuenta que determinadas proezas no parecían ser muy naturales que digamos.

Los triunfos, las tapas de revistas, la gloria y todo este tiempo en la cima de los (supuestos) mejores deportistas se vino abajo ayer con su confesión, pero sobre todo el modo y el trasfondo de sus dichos.

Este caso emblemático no tiene ningún costado positivo. Ni siquiera tiene análisis positivos literalmente. Los errores ya se cometieron, no sólo por parte de este ciclista y triatleta, sino por parte de toda aquella oficina, entidad o agencia que “lucha” contra el dopaje. Lamentablemente la “ciencia antidoping” va caminando, mientras los laboratorios van tan velozmente como la bici de Lance y es una realidad que lleva décadas. Sería maduro y pertinente hacer un mea culpa también de los que “luchan” contra este flagelo, que no sólo mancha el deporte, sino que también pone en riesgo la salud de ¿cientos? ¿miles? de deportistas. Peor aún cuando esta cultura se extiende y casi llega a la vida cotidiana a través de los gimnasios, los entrenadores y todo aquel que quiere resultados rápidos, sin sacrificios, ni constancia, ni disciplina.

Es cierto que no soy autoridad en la materia, nunca he ganado nada (como me preguntaría un filósofo guaraní), pero tengo el orgullo de decir que aún en las pruebas más extenuantes que me ha tocado participar en mi carrera lo más sofisticado que ingerí fue dulce de batata y de membrillo, aunque debo confesar que el Gatorade posterior a las competencias también formaba parte de mi dieta.

¿Por qué genera tanta reacción éste caso? Porque es un paradigma. El primero se lleva todos los flashes, sea como sea que haya llegado hasta ahí, los demás son desechados por una cultura global que cada día potencia más el éxito veloz y vertiginoso en cualquier ámbito. Ya no podemos quedarnos embobados mirando al “ídolo intocable”, hoy cada uno sabe que con trabajo, constancia y dedicación se puede llegar a los objetivos que uno plantea (en cualquier ámbito también). Y estando en 2013 todos tenemos la capacidad de hacer méritos para que los flashes no se queden sólo con el primero, sino que reconozcan el éxito de todos aquellos ganadores que logran superarse a ellos mismos.

Desde este humilde rincón buscamos fomentar, difundir, promover, alentar y profesar la actividad física a través del deporte, por ello gritamos a los cuatro vientos DOPING 0 para todos los deportes, pero con seriedad, coherencia y honestidad tanto de los deportistas como de los entes que se pudieran encargar de su control.

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