Ayer tuve la saludable idea de escuchar radio mientras caminaba hasta el Sarmiento, ya que una vez más la línea A no sólo estaba con demora, sino que pasaba a estar suspendida. Los primeros pasos acompañaron la voz inconfundible de Mariano Closs, un garrón. Pero cuando estaba a punto de cambiar de radio lo escucho hablar de los Juegos. Ahí paré la oreja porque supuse que, al no estar el fútbol, su mención iba a ser puntual sobre algún hecho. Para nada. Se explayó largo y tendido. Tan largo y tendido como errado, pifiado, malintencionado, despectivo, ignorante y malicioso. Se despachó no sólo contra los deportistas, sino también contra los entrenadores. Claro, eso es mucho más simple que pensar un poquito más allá y ver como entrenan, que apoyo tienen o cuales son las cosas que tienen que hacer para seguir entrenando. Es fácil preguntar al aire "¿donde estan las jugadoras de voley, las de handball, las de basquet?" sabiendo que nadie te puede responder en ese momento. Es de ignorante pensar solo en medallas cada cuatro años. Es de malicioso decir "no quiero que vayan a pasear". Es de arrogante hablar tan "grandilocuentemente" de un tema del que ni siquiera conoces los detalles más elementales. ¿Cómo puede ser que semejante "comunicador social" no conozca que desde hace un tiempo existe el ENARD? Me niego a imaginar que este muchacho no conoce el esfuerzo de al menos un deportista fuera del futbol. Él ponía de ejemplo al rugby, que tiene sus virtudes y muchas, pero no puede menospreciar al resto. La estructura del rugby tiene sponsors, televisión, marketing y repercusión aún siendo un deporte que tiene profesionales contados por puñaditos. Ojalá el resto de los deportes tenga el 5% de la pantalla que tiene el rugby o de los sponsors que se refugian ahí escapando del futbol. No hay que buscar culpables, porque las responsabilidades son múltiples, pero nunca el culpable o el malo de la película es el entrenador y mucho menos el deportista. Cada uno puede hacer algo para que esto mejore, y este señor vaya si tiene posibilidades de hacerlo. Un granito de arena siempre puede contribuir, pero nunca el pataleo, por el pataleo mismo, va a contribuir en algo. Este caballero tiene mil caminos, difundiendo, promoviendo, practicando o simplemente conociendo todos los deportes olímpicos que él mencionó, pero claro, es mucho mas sencillo preguntarse ¿donde están mis medallas?. Da bronca saber que esta visión está mas extendida de lo que uno cree, pero el cambio empieza ahora y por uno mismo. Desde este humilde rincón comencé a expresar lo que sentí y siento como deportista amateur, con el tiempo fui conociendo cada vez más historias, más personajes y más luchas individuales o colectivas para mejorar los rendimientos deportivos y con las cosas que escuche de este muchacho ayer terminé por concluir que el negocio del futbol se merece un Mariano Closs que haga su show de todos los dias, pero el resto de los deportes no se merecen que ningún ignorante pueda cuestionar el esfuerzo de los deportistas o la capacidad de los entrenadores sin antes, al menos, conocer su historia y su lucha por trascender en un contexto como el nuestro, donde atropellan a ciclistas y triatletas en las rutas, donde los esgrimistas no tienen apoyo oficial, donde los remeros no tienen infraestructura mínima, donde los atletas terminan llevando sus ganas afuera para progresar y donde lo primero que uno escucha cuando se apagan las cámaras y los grabadores es "necesito un sponsor". A este relator con éxito, y a todos los miles que opinan e ignoran como él, les sugiero que vayan al Cenard, a GEBA, a la pista de remo, a los clubes de barrio, a los torneos locales que conozcan a los deportistas, que por lo menos se interesen en el deporte y despues, recién despues de eso, pregunten por las medallas. Llegar a un Juego Olímpico, a un Mundial o a un Sudamericano no es lograr un pase al exterior, ni tampoco salir campeón. La gloria en los deportes amateurs se mide desde otro lado, se busca superandose a uno mismo para seguir creciendo y no destruyendo todo lo que está al costado para sentirse poderoso. Filosofía, valores, visión de la vida o lo que sea, gracias a Dios estoy en las antípodas de Mariano Closs.
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