Está claro que uno se va de vacaciones para cortar con la rutina, olvidarse de los compromisos, etc etc. Pero hay algo que uno no deja nunca de hacer. Entrenar. En la playa, en Argentina, en el extranjero, en la montaña, en ríos, lagunas o mares. La cuestión es seguir estando en movimiento aunque el resto del planeta esté descansando a pata suelta. Esta pasión por el deporte me encontró durante los últimos años corriendo en a la vera de muchos caminos de Entre Ríos, Córdoba y la Patagonia. Me hizo pedalear desde Villa La Angostura hasta Chile o desde una punta de Villa Pehuenia hasta el volcán Batea Mahuida varias veces. Pero fueron pocas las oportunidades de nadar durante las vacas. Ésta vez no podía dejarlo pasar. Así que dediqué un par de días a estudiar lugares, recorrer ríos, pispear piletones y creo que elegí el mejor natatorio de la zona. El río San Antonio, en un codito encajonado de Tala Huasi. No era muy profundo, ni muy ancho, pero venía con una correntadita hermosa, así que ahí pude nadar varias veces con un placer enorme y único hasta hoy. En cada respiración veía a Natalia y a las nenas jugando en la orilla y divirtiéndose viendo nadar al padre en el mismo lugar sin avanzar. El agua y la natación son lo que menos disfruto (y los que me conocen saben que es así) pero esta vez disfruté como nunca cada brazada, no por las vacaciones, sino por las nenas y por Natalia.
Latitud: 31°28'10.28"S
Longitud: 64°33'40.85"O
y como para no disfrutar eso!!!
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