
Amigos, tal como lo preveía interiormente, al final de cuentas el traumatólogo me llevó al límite que tanto temía. Tengo tres hernias discales en estado quirúrgico, las cuales además de causar un dolor casi constante, me van a privar de entrenamientos, carreras y retos en los próximos días/meses. Por lo pronto tengo prohibidas las zapatillas de running, pero permitida la natación y el ciclismo, pero sin exagerar, con lo cual voy a tener que transpirar rabia e impotencia sobre ruedas o en el agua. Eso no es lo que más me molesta, sino la sensación de vulnerabilidad que me queda, de saber que ya no soy tan irrompible como pensaba cuando estaba (más) sano y la incertidumbre de ahora no saber si voy a poder seguir tirando a July por el aire o si a Lourdes la voy a poder poner y sacar de la cuna con tranquilidad. Me gusta mucho la música, pero nunca pensé que tres discos podían cambiarme tanto la calidad de vida y que iban a cortarme (aunque sea por un tiempo) la posibilidad de disfrutar del deporte. Las hernias están en los discos L3-L4, L4-L5 y L5-S1 (zona lumbo-sacra, el área violeta y amarilla en el gráfico de la izquierda).
Los pasos a seguir son:
a) irme a la M... ejem.. perdón, irme de vacaciones.
b) ver al médico del dolor, un especialista del que me reía cuando mi suegra (61 años) iba a ver asiduamente, con la diferencia que yo lo voy a empezar a frecuentar con 34... cerca de la mitad.
c) volver al traumatólogo, que para esa época ya va a estar con el bisturí, el tenedor y la servilleta puesta esperándome para achurarme.